6.29.2006

Lo que Lady Gray, cierta vez contó



Yo era una enamoradiza... de esas que casi todos los días se enamoran (de alguien, de algo). Había ocasiones en las que me enamoraba más de una vez desde la luna hasta el sol.
La inspiración era mi única forma de respirar, y sólo existía la belleza alrededor, en los lugares visibles, en los invisibles y en los inventables.
Los demás me decían que no era así, que me estaba equivocando... Pero, qué puedo decir, sólo los escuchaba y me sonreía; cuando todo callaba, el amor volvía a ser como antes, como siempre.
¡Ay! Los suspiros se me transformaban en aleteos de mariposa y acariciaban las mejillas de los tristes (de los que no entendían). Todo brillaba, incluso cuando no había luces.

Alquien me había hablado de un supuesto mundo interior muy rico, del que yo era poseedora; bien, yo creía que eso sucedía a todos los seres, pero sólo en algunos era más notable. Y de alguna manera esa idea me reconfortaba en mi melancolía, cuando sentía que se me resquebrajaba crujiente y de a poco, el corazón.

Al principio se me hacía imposible entender las razones de quienes se iban, y más adelante lo único que me conformaba era aceptar, sólo aceptar (porque no se puede luchar contra el vacío).
Pero el amor seguía floreciendo en todas partes, incansable, perseverante, hasta cuando no me incluía en sus planes. Y eso bastaba para que mi fé avergonzada, espiara en actitud reincidente.

Se puede, si, se puede, nos vamos a encontrar, alguna vez vamos a ser eternamente felices.
Y no importaba: con quién, porque bastaba con el: qué.

Cuando el amor existía era casi perfecto;
cuando se desvanecía, la pena asfixiaba;
cuando nacía la calma, la felicidad asomaba por los seis costados
Asi era el sinfin de mis sentires.

Recuerdo una vez (no la más dolorosa, sino la última), se me ocurrió inventar que la realidad no podía seguir asi.
Mientras me preguntaba si hacía mal o hacía bien... Nunca necesité conocer la respuesta.
Aunque ahora mi ser demandaba un cambio urgente.

La existencia siguió avanzando (hacia su fin, supongo). Ya tenía muchas cosas de las que ocuparme; la tienda, mis criaturas, el viento, las copas de los árboles, detalles...
Todo se sucedía, pasaba, funcionaba, y así...

Las agujas giraron sin cansancio (claro que giran sin parar y a tanta prisa).

Hoy soy esposa, y madre de dos hijos: Juana y Manuel. Los amo, los crío, los admiro.
Mi marido luce feliz. Trabaja, disfruta, aprende y enseña. Dice que nos ama. Claro que nos ama.
Su nombre es... eeehh...
(casi nunca lo recuerdo).

La tienda de Lady Gray


Elementos básicos del inventario:


  • PAZ (ubicada donde se la encuentre)
  • ETERNA ESPERANZA (irresistible, no podrás dejar de llevarte una)
  • TODA LA QUIMICA (diferentes sabores y aromas)
  • CUALQUIER ENCANTO (los hay permanentes o descartables)
  • LIBERTAD (impagable = nada la compra, pero no podía faltar)
  • EL CUERPO (necesario o no)
  • CIERTO VUELO (diferentes alturas y velocidades)
  • FELICIDAD (con accesorio de sonrisas o lágrimas)
  • MENTE (uff, vendemos el manual explicativo)
  • PERFECCION (queda poca, el costo es alto, pero nunca imposible)
  • PUREZA (optativa)
  • UN ABRAZO (infaltable)
  • CREER (ojo con este producto, puede causar daños severos)
  • SENTIR (adquiéralo, sólo si se lo combina con otros elementos)
  • GOZO (la sobredosis puede ser fatal)
  • PARTICULAS DEL GRIS (belleza esporulada)
  • VIVIR (no pase de largo por esta góndola, lleve el apuro que lleve)
  • TODO EL VIENTO (acariciante o abofeteador, segun prescripción médica)
  • ENTENDER (con o sin esfuerzo)
  • LA SINCERIDAD (constante no aparente)
  • FRESCURA (interna, perisférica o mixta)
  • GOTAS DE LUVIA (en ramas, de charco, colgantes, suspendidas, consulte por más)